jueves, 29 de octubre de 2009

Corruptio

Lo que más me fascina del corrupto es su capacidad para convivir con la falta. Sólo el delincuente es plenamente consciente de su delito; alberga la esperanza de que no se pueda demostrar y, por tanto, eludir la justicia, pero me pregunto cómo es capaz de conjurar el demonio de la culpa cuando se enfrenta a sí mismo en la intimidad. Creo que ese estadio de descomposición moral debe emanar de un trastorno emocional que convierte al que lo padece en un ser asocial. Si no, es inconcebible una interpretación más sublime de la perversión.

lunes, 26 de octubre de 2009

Miseria

¿Por qué no ayudé a aquella mujer greñuda, desdentada y consumida cuando me alargó su mano arrugada suplicando unas monedas? Es la pregunta que me hago desde que tuve el encuentro hace unos días. Estúpidamente, maldije mi suerte por que el azar la cruzara en mi camino y ahora su imagen persiste en mi recuerdo como una condena. Y pienso en aquellas ilusiones, proyectos y esperanzas que hubo de tener alguna vez o que quizás tenga aún; y en qué habrá en su intimidad; si habrá alguien quien la espere o sólo sea la soledad su compañera; en si compartió su vida con alguien; si fue madre, porque ya no lo es... Quizás no le di limosna para sentirme tan miserable como ella, para sufrir deliberadamente el dolor que me produce saber que hay quien no tiene nada, que toda una vida se pueda resumir en un deseo de muerte, que de nada sirve optar al progreso si hay quien nos ata al pasado. Sé que mi dolor no resolverá su necesidad, pero al menos me sirve de redención.

domingo, 25 de octubre de 2009

Las ideas

Busco pero no encuentro las palabras precisas para expresar mi estado de ánimo. Quizás no existan y haya que inventarlas, pues ni yo mismo sé lo que sucede. Sólo puedo describir la parálisis que afecta mi capacidad de componer un texto con sentido, construir un discurso coherente que refleje mis ideas de forma clara y no que, en cambio, se empeñe en atomizarse en infinitos argumentos que no conducen a ninguna parte. Sé lo que quiero decir, pero no encuentro la manera de hacerlo. Las ideas pugnan por salir de mi cerebro, recorrer el cuerpo hasta alcanzar mis dedos y manejarlos con precisión para elegir las palabras adecuadas. Y cuando lo consiguen, se lanzan en loca desbandada abandonándose a la retórica; intento pastorearlas, pero me plantan cara y entonces se difuminan en un olvido espontáneo que las cobija. Sé que están ahí, que me observan burlonas y se regocijan de mi tribulación. Y sé que sin voluntad, no podré recuperarlas. Me atormentan en los momentos previos al sueño; asoman sus cabezas y me asaltan ágiles y solícitas; saben que nunca les corresponderé en ese trance cautivo de la pereza. Y cuando las necesito, esquivan mis requiebros, altivas y displicentes, emplazándome a otro lapso de debilidad en el que la lucidez vuelva a estimular mi ingenio. Sólo me resta una esperanza: poder atraparlas en un descuido o vencer la pereza.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Libros para todos (Nota al pie de la Selin)

Ana Escarabajal, intrépida librera de esas que ya no quedan, viéndome atribulado por la recalcitrante lluvia que puso a prueba la buena marcha de la Selin durante sus primeros días, me dijo que todas las ferias del libro traían agua. "Y si no, dime si es habitual que llueva en Madrid en junio, y siempre cae alguna tormenta durante la Feria del Libro". Su experiencia en estas lides librescas confirmaba esa afirmación y entonces, una vez aceptada la fatalidad, se me ocurrió que en una región como ésta, donde la lluvia es una excepción, bien se podría celebrar una feria del libro que durara el año entero y así, además de lograr por insistencia que el personal lea, conseguiríamos descolgar de una vez por todas las súplicas de 'Agua para todos' que afean los ayuntamientos y sustituirlas por el anuncio 'Libros para todos'. Todo nos iría mucho mejor.