miércoles, 28 de mayo de 2008

Ingeniosa perspectiva de la conquista de México


Título: El aliento negro de Dios.
Autor: Manuel Nonídez
Editorial: Drakul (13 euros. 423 paginas)

Desde la primera palabra advierto que esta es una novela extraordinaria. Escrita con el estilo propio del Siglo de Oro, Manuel Nonídez –recuérdese bien este nombre– regala una de las lecturas más ingeniosas, vigorosas y apasionantes de cuantas han caído en mis manos este año y, yo diría, que en los últimos tiempos. Sobrada de desparpajo y carente de prejuicios, ‘El aliento negro de Dios’ es toda una sorpresa y la prueba de que en este país aún no todo está perdido en el mundo de la creación literaria. Cierto es que, en conjunto, la novela del autor madrileño es un ejercicio de estilo, pero basta con sumergirse en su lectura para constatar que no hay ni un ápice de artificio en su composición y, más bien al contrario, consigue de su ingente trabajo una naturalidad tan sorprendente que, a ratos, hace olvidar que ha sido escrita hace un año y no en el siglo XVI.
Narra Nonídez en su novela la aventura de un picaruelo sevillano que se va a hacer las ‘américas’, huyendo de las consecuencias de su mala cabeza, y termina enrolado en una de las peripecias más apasionantes de aquel episodio, tal es la expedición de Hernán Cortés a las tierra que luego se conocerían como México. Francisco vivirá y narrará su peripecia con esa sencillez que emana del pueblo, mezclando su experiencia personal con las gestas del conquistador, ofreciendo así una perspectiva nueva de aquellos sucesos.
La trama, si bien deudora del más puro imaginario de la época, resulta innovadora al conceder la voz a un vulgar pueblerino, con lo que al rigor de lo narrado se suma la espontaneidad del punto de vista de quien lo narra, haciendo recordar en muchos momentos al Pablos quevedesco metido en empresas de mucho más calado. Y la perspectiva temporal y bibliográfica con la que cuenta el autor para contextualizar la acción de su relato, lo dota de un interés histórico insólito que divierte a la vez que enriquece. Todo ello se une a la intensidad del relato, sustentado por una intriga yuxtapuesta que, si bien da sentido a la historia no se echaría de menos si hubiese renunciado a ella. No obstante, es un mal menor que pasa desapercibido y no merma la calidad de la narración, pues ésta goza de identidad propia. Tanto que incluso rebaja el esfuerzo que supone la lectura de un texto forjado con un lenguaje complejo para la comprensión del lector actual.
‘El aliento negro de Dios’ es una de esas novelas que, de vez en cuando, nos reconcilian con la literatura y si en 1987, Juan Eslava Galán obtuvo el Planeta con un ejercicio similar plasmado en su magnífica novela ‘En busca del unicornio’, esta obra debería colocar a Nonídez en la primera línea de la creación literaria española, tanto por el magnífico trabajo de recuperación de un estilo riquísimo pero casi olvidado, como por la capacidad de fabulación y entretenimiento. Chapeau.

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